Cosecha de boniatos: tradición, recuerdos y trabajo en el campo

La cosecha de boniatos y los recuerdos de mis Abuelos

Cada vez que cosechamos boniatos, me vienen a la cabeza los recuerdos de cuando mis abuelos los plantaban. 

En esa época, no había tractores ni máquinas grandes como ahora. 

Mi abuelo hacía todo con bueyes y, en vez de la zorra que usamos hoy para cargar los boniatos, él usaba una rastra. 

Y no cualquiera podía hacer lo que él hacía: pararse arriba de la rastra mientras los bueyes avanzaban, con un equilibrio impresionante, como si fuera lo más fácil del mundo. 

En toda la zona, él era el único que podía hacerlo.


Aún siendo viejito, se subía con una firmeza que yo miraba con admiración. 

Recuerdo verlo ahí, con su sombrero gastado, guiando a los bueyes con la seguridad de quien conoce la tierra como la palma de su mano. 

Al lado, mi abuela siempre atenta, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. 

Ellos no solo trabajaban el campo, lo vivían.


Cuando el campo se trabajaba con las manos

Antes, en Uruguay, la vida en el campo era distinta. 

No había tractores que facilitaran el trabajo ni herramientas modernas. 

Todo se hacía con esfuerzo, con la fuerza de los animales y la voluntad de la gente. 

Se trabajaba desde que salía el sol hasta que se ponía, y aunque las jornadas eran largas, siempre había tiempo para compartir.


Los vecinos se ayudaban entre sí, y la cosecha era un momento de encuentro. 

Se juntaban para sacar los boniatos, para cargar los cajones, y al final del día, todos terminaban en la mesa con un mate en la mano y una charla de esas que se quedan en la memoria.


Hoy todo es más rápido

El tractor hace el trabajo que antes tomaba horas, la zorra reemplazó la rastra, y la tierra se mueve con más facilidad. 

Pero hay algo que no cambia: la satisfacción de ver la cosecha lista, de saber que la tierra dio su fruto una vez más.


El boniato: más que un simple alimento

Para muchos, el boniato es solo una verdura más. 

Para mí, es parte de mi historia. 

Es el olor de la tierra recién removida, el sabor de la infancia, el recuerdo de mis abuelos trabajando juntos.


Este tubérculo ha alimentado generaciones enteras. 

Se dice que viene de América y que los pueblos indígenas lo cultivaban mucho antes de que llegara a otras partes del mundo. 

Con el tiempo, se hizo parte de la cocina de muchas culturas, y hoy se habla de lo bueno que es: que tiene vitaminas, que da energía, que ayuda al cuerpo.


Pero yo no necesito que me digan que es bueno. 

Lo sé porque lo vi crecer, porque lo comí en la mesa de mis abuelos, porque sigue siendo parte de mi día a día.


Lo que nunca se pierde

A veces, cuando estamos cosechando y veo los boniatos salir de la tierra, me acuerdo de ellos. 

De mi abuelo, parado en la rastra con esa seguridad única, y de mi abuela, que aunque ya no está, sigue presente en cada enseñanza que me dejó.


El tiempo pasa, las cosas cambian, pero hay recuerdos que quedan para siempre. 

Y cada vez que agarro un boniato recién sacado de la tierra, siento que, de alguna manera, ellos siguen conmigo....❤️ 


🎥 ¿Te gustaría ver cómo es la cosecha de boniatos en acción? Te invito a ver el video donde comparto este hermoso proceso, lleno de recuerdos y tradición. 

¡Nos vemos allá!⬇️ 

👉Cosecha de Boniatos


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